EL GRITO
La obra presentada a continuación es "El grito", del noruego Edvard Munch. Está considerado un autorretrato, por las experiencia de miedo sufrida por el pintor durante un paseo por la noche. La obra se encuadra en el expresionismo. Se realizó en el año 1893.
En primer plano una figura monstruosa, casi cadavérica
, aterrada se tapa los oídos, con la boca
profundamente abierta hace que la mandíbula parezca desencajada. Tiene sus ojos aterrados. La propia
naturaleza ondulante parece responder al grito, pero no así los personajes que, como
siluetas, aparecen en el puente, ajenos o
indiferentes a la angustia del hombre. En el fondo se
observa el fiordo y unos pequeños barcos.
Los
contornos sinuosos del personaje central, las diagonales de la barandilla y las
líneas sinuosas del fiordo crean un efecto dinámico, agitado. En cambio, las rectas de las siluetas crean la
sensación de quietud o pasividad.
Predomina el color sobre la línea.
En cuanto a las
líneas se observan trazos curvos equilibrados con las rectas de la
silueta y las diagonales paralelas de la barandilla.
Los colores son arbitrarios , planos con fuertes contrastes entre los tonos cálidos como
los naranjas del cielo y sus
reflejos en el mar y los fríos como los
azulados del resto .
La luz no es
natural (no se observa ningún foco).
En cuanto a la
creación de espacio el punto de fuga se encuentra al final de las diagonales del
puente .
El tratamiento
de las figuras se caracteriza por la deformidad
en la figura central que parece una calavera. Los viandantes del fondo so siluetas.
Todos los
elementos formales pretenden conseguir la expresividad y la idea de angustía . Hasta la naturaleza semeja hostil, con un cielo
rojo sangre que aumenta la idea de miedo y angustia.
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